lunes, 4 de enero de 2010

VIAJE A LOS CAMPAMENTOS DE REFUGIADOS DE TINDOUF. 5































































































































































































































































































Día 2. VISITA AL AAIÚN . 2ª parte


A las 5 de la tarde, Alí, puntual como siempre, vino a buscarnos. Montamos en el todoterreno y nos dirigimos al Aaiún, siempre por pistas de arena y piedras. El viaje por mitad del desierto se me hacía muy agradable, me llenaba de paz mirar por la ventana y ver sólo arena y polvo, sentir el sol caliente de la tarde. Llegamos aproximadamente en una hora y, una vez en el Aaiún logramos encontrar la casa de Weyer, allí íbamos a pasar esa noche. Weyer es la madre de Mohamed, uno de los dos jóvenes que viven en Colmenar con Julián. Todos en la casa se pusieron muy alegres al ver a Julián, percibí que era, a pesar de la distancia y el tiempo, uno más en esa familia y para nosotras no pudieron ser más hospitalarios y cariñosos. Conocimos a la hermana de Mohamed, una mujer bellísima, acababa de tener a su bebé y, a un montón de sobrinos, era una casa en la que había muchísimos niños, sólo por esto, entre otras cosas, se percibía en el aire una inocente alegría. Y una mujer, Weyer, al frente de todo.
Dejamos las maletas y Julián nos guió a lo alto de una colina para ver la ciudad del Aaiún y cómo el sol se escondía detrás de ésta. El camino hacia la colina estaba sembrado de espacios hechos a base de hierros, alambradas, palos y lo que se pudiera ... donde guardaban a sus ovejas, el olor a estos animales era muy intenso. La tarde estaba pintada en nubes de color gris y apenas pudimos ver lo que prometía ser una puesta de sol espectacular. Así que nos fuímos paseando hacía la casa de Alí y Salem, dos niños que habían pasado los veranos en casa de Julián con el proyectro vacaciones en paz. Unos adolescentes muy simpáticos y con mucho sentido del humor, se alegraron enormemente de ver allí a Julián, enseguida nos invitaron a pasar a su jaima y nos prepararon el te con unas galletas que fueron, rápidos, a comprar. Pusieron a Julián al corriente de sus vidas.

Pero la noche se posó sobre la jaima color naranja, de un naranja intenso como el sol y, tranquila y serenamente, entre risas y bromas nos acompañaron Alí, Salem y otros cuantos adolescentes hasta la casa de Weyer. Y allí se quedarón un buen rato más con Eva y Sukaina.

Dos de los pequeñines estaban bastante malitos, les dimos dalsy y como a la media hora uno de ellos andaba correteando descalzo por entre nosotros. El bebé de la hermana de Mohamed dormía placidamente junto a su madre en el interior de la jaima, ella le miraba con cariño y orgullo de madre tras sus grandes ojos negros.

Allí Julián se encontraba como en casa, así le hacía sentir esta su familia.

Bonita y buena familia, Mohamed.

Nos dejaron 2 mantas a cada uno y nos cedieron el salón principal para nuestra estancia allí. A la mañana siguiente el sol era brillante, los niños jugaban por allí, todos nos sonreían, todos estaban felices y contentos de que hubieramos ído a visitarles. Fue una autentica gozada repartir los regalos que llevabamos para ellos. Había amanecido un precioso nuevo día.

Fuímos a buscar a Miguel, Rebeca, Juan Carlos y Laila, una niña que también está en el proyecto Vacaciones en Paz en casa de la madre de Rebeca. Es una niña muy tímida pero todo lo expresa a través de su mirada, una mirada que te hace ver lo que está sintiendo en ese momento, me hizo mucha ilusión verla pero se me hizo el tiempo muy corto. Enseguida se fueron a comer. Quedamos con ellos en vernos en el 27 de Febrero en la inauguración del hospital.
Las sobrinas de Mohamed al venir del colegio, tan peinaditas con sus trenzas y sus lazos, tan dispuestas, tan sonrientes, me hicieron los dibujos que me habían prometido en la mañana con el material que les habíamos llevado, que bien pintaban y con que ilusión me hicieron sus dibujos, los guardo en mi casa como un grato recuerdo de mi estancia con esta familia.
A las 5:00 de la tarde nos vino a recoger Alí, como siempre tan puntual, para llevarnos de nuevo a Ausserd. Al día siguiente marchábamos para el 27 de Febrero.
De nuevo el viaje en coche por el desierto me hizo sentir a gusto, libre, felíz ...























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